La doctora Graciela Degani alertó sobre la insuficiencia ovárica prematura, una patología distinta a la menopausia precoz que puede impactar la salud reproductiva, cognitiva y cardiovascular de mujeres jóvenes.
En diálogo con EL EXPLORADOR, la doctora Graciela Degani, reconocida especialista en ginecología y endocrinología reproductiva, brindó información clave sobre la insuficiencia ovárica prematura (IOP), una condición poco conocida que afecta a mujeres menores de 40 años y que, según advirtió, requiere detección y tratamiento temprano.
“Esta patología no debe confundirse con la menopausia precoz, que se da entre los 40 y 45 años. La IOP puede aparecer incluso en la adolescencia o a los 20 o 30 años, y tiene implicancias profundas en la salud reproductiva, hormonal, cardiovascular, ósea y cognitiva de las mujeres”, explicó Degani.
El principal síntoma de alerta es la alteración del ciclo menstrual. “Si pasan tres o cuatro meses sin menstruación, o si se interrumpe el uso de anticonceptivos y no vuelve el período, no hay que subestimarlo. Es necesario hacer estudios hormonales y genéticos porque podría tratarse de una insuficiencia ovárica”, advirtió.
La doctora detalló que entre las causas más frecuentes están los factores genéticos, autoinmunes, quirúrgicos y ambientales. “Hay que estudiar especialmente a las adolescentes que no menstrúan a tiempo o a mujeres con antecedentes familiares de menopausia temprana. Incluso podríamos recomendar la preservación de óvulos si se detecta predisposición”, explicó.
Degani remarcó la importancia de los estrógenos en múltiples funciones vitales del cuerpo femenino, más allá de la fertilidad. “Los estrógenos protegen al corazón, los huesos, el sistema nervioso y la salud sexual. Si se pierde la función ovárica a los 30 años, el impacto en la salud es mucho más grave que si ocurre a los 50”, dijo.
Desde 2024, las principales sociedades científicas del mundo —incluidas las argentinas— han comenzado a trabajar con nuevas guías para el diagnóstico y tratamiento de la IOP. “Este cambio de enfoque nos obliga también a llegar a la población general. De nada sirve que los profesionales lo sepamos si las mujeres no consultan a tiempo”, concluyó.
La entrevista cerró con un llamado claro: “Estemos atentas. La alteración menstrual no debe naturalizarse. Puede ser la clave para detectar una patología que, tratada a tiempo, mejora la calidad de vida y preserva derechos fundamentales como el de ser madre”.