Una declaración hecha en la Argentina por el líder de la ultraderechista Vox, Santiago Abascal, desató un terremoto en España que llevó al jefe de gobierno, Pedro Sánchez, a advertir que se han cruzado “todas las líneas rojas”.

Abascal, en un reportaje con el diario Clarín en Buenos Aires, a donde asistió a la toma de posesión de Javier Milei, dijo que “habrá un momento dado en el que el pueblo querrá colgarlo (a Sánchez) de los pies”.

El diario El Mundo aclaró que las declaraciones de Abascal fueron una referencia al final de Benito Mussolini, cuyo cadáver fue exhibido de esa forma en Milán a finales de la Segunda Guerra Mundial.

La reacción del presidente español fue contundente. “El nivel de insultos, de descalificaciones y de deshumanización que se está haciendo en esta época a los principales líderes políticos progresistas no tiene parangón en la historia democrática de nuestro país. Se han traspasado todas las líneas rojas”, afirmó durante la presentación de su nuevo libro Tierra Firme.

Además, en declaraciones a Telecinco, dijo que las palabras de Abascal “exigen una reconsideración de las políticas de alianzas del Partido Popular (PP, de derecha) que es la auténtica amenaza para la democracia española”.

Qué dijeron en Vox sobre las declaraciones de Santiago Abascal
Desde Vox defendieron a su líder. Voceros citados por el diario El Mundo dijeron que las declaraciones de Abascal no fueron un mensaje de “odio”, sino que solo recordaron la “historia” de algunos “dictadores”. El partido, según señalaron, “no va a pedir perdón jamás a la izquierda”.

Pero desde el PP, que mantiene coaliciones de gobierno con Vox en algunas alcaldías y regiones, rechazaron sus palabras. “No solo son condenables, sino que no tenemos nada que ver con ellas. Son lamentables y no merecen mayor observación que su condena”, dijo el líder del PP, Alberto Nuñez Feijóo.

Enseguida, desde Vox acusaron a su aliado de “arrugarse” y denunciaron que la polémica le sirve al gobierno como cortina de humo para apartar el foco de la “semana oscura” en la que se adentra el país con la ley de amnistía que este martes llega al Congreso. Sánchez logró reelegirse en noviembre con el respaldo de los partidos secesionistas de Cataluña a cambio de un perdón a sus líderes presos o prófugos de la justicia, como Carles Puigdemont.

Sánchez emplazó al PP tras las declaraciones de Abascal. Vox “es un partido de odio”, dijo y recordó que el propio Abascal “iba a ser el vicepresidente del Gobierno” en caso de que el PP hubiera logrado formar un ejecutivo tras las elecciones de junio.
“Esto tiene que hacer reflexionar al jefe de la oposición y al líder del Partido Popular sobre qué aliados tiene. Hoy Vox es importante porque el PP le ha abierto las puertas de los gobiernos autonómicos y municipales, y también le iba a abrir la puerta del Gobierno de España”, afirmó.

Pero no solo Pedro Sánchez pidió al PP que rompa sus alianzas con Vox, con el que cogobierna en algunas regiones y alcaldías.

El canciller, José Manuel Albares, manifestó su rechazo “total” al “discurso de odio” que -según dijo- se remonta a épocas “muy oscuras” de España. “Con un líder así, uno no debe de ir a ningún sitio, mucho menos a formar gobierno, como ha intentado incluso en el Gobierno central de España el señor Feijóo”, añadió.

En la misma línea, la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, calificó las declaraciones de Abascal “de indignas” y “grave incitación al odio”. ¿No es suficiente para echarlos de los gobiernos que comparten?, afirmó en su cuenta de X.