El voto electrónico y su implementación han sido temas de debate en el ámbito de la seguridad. En algunos países, como Alemania, el tribunal constitucional lo consideró poco transparente y propenso a errores, lo que dificulta el control ciudadano. A diferencia del sistema tradicional con boleta única de papel, donde hay una mesa con un presidente de mesa y fiscales de los partidos que supervisan el proceso, el voto electrónico ha sido cuestionado debido a la falta de transparencia y seguridad.

Gabriel Farber, especialista en tecnología, manifestó en Simplemente Inocentes, que “aunque se ha implementado con éxito en algunos países como Estados Unidos, Brasil y Paraguay, otros han dado marcha atrás debido a preocupaciones sobre su seguridad”. La seguridad en el voto electrónico es un tema complejo que involucra cuestiones filosóficas y éticas. “La tecnología puede brindar comodidad, pero también plantea desafíos para garantizar la privacidad y la integridad del voto” dijo Farber
El experto agregó que “la dicotomía entre el voto electrónico y el tradicional (boleta única de papel) se centra en la rapidez y la seguridad”. Los periodistas a menudo enfatizan la necesidad de resultados rápidos, pero la seguridad y la integridad del proceso son esenciales. La ansiedad por obtener resultados rápidos puede llevar a decisiones apresuradas y a la falta de garantías en el proceso electoral.

Por último, Farber dijo que “la igualdad en el acceso a la tecnología es un problema crucial, ya que no todos tienen las mismas oportunidades para participar en el voto electrónico”. La tecnología puede ser una herramienta valiosa, pero también puede ser explotada para influir en los resultados electorales. La participación activa en el proceso electoral, como ser fiscal, es una forma de defender la democracia y garantizar un proceso transparente y seguro.