“Nada más misterioso y terrorífico que El Golem”
12/11/2021 Viral

“Nada más misterioso y terrorífico que El Golem”

Por Alejandro Karavokiris

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Rabbi Judah Loew, gran rabino de Praga en el siglo XVI, modeló con arcilla y barro del río Moldava, un enorme humanoide y con procedimientos cabalísticos le dio vida. El rabino requería de la mole que lo ayudase en las tareas de la sinagoga, luego lo desconectaba los sábados para que descanse.

La palabra Golem se halla en la literatura Talmúdica y la utilizan para referirse a una sustancia embrionaria e incompleta. Porque si bien en el mito hebreo existe semejanza con la creación de Adán, que también fue hecho de barro, la imperfección del Golem con respecto al primer hombre, se asienta en que Adán fue creado nada más y nada menos por las manos de Dios y lleva su aliento que le da vida y alma y, nuestro Golem de Praga solo es animado por un conjuro y carece de alma.

Muchos cuentan que la estatua viviente de arcilla, llevaba grabada en su frente la palabra “emet” (verdad) y que la forma de retornarlo denuevo arcilla inanimada, era borrándole la primer letra quedando “met” (ha muerto). Gershom Scholem (1897-1982) escritor, teólogo y eminencia en mística judía, nos dice que el Golem cada 33 años aparece en el marco de una ventana de un cuarto de Praga. Las inmobiliarias de la ciudad olvidan siempre este dato al alquilar departamentos.

El novelista austriaco Gustav Meyrink (1868-1932), escribe con éxito su primer novela en 1915, llamada obviamente “El Golem”.  En su texto expresa toda la demencia y brutalidad que puede contener el hombre, expiando culpas en que los actos deshumanizados, son hechos solo por la argamasa sin alma. A su vez, Meyrink nos da una visión más intensamente mística y misteriosa, ya que este Golem pasa a la vida por tener en sus fauces, una tablilla de arcilla o una hoja de roble, en donde está inscripto el nombre de Dios, nombre que nadie conoce.

El hecho es que el Golem es sabático y como no lo desconectaron se enloqueció y comenzó de a patadas y golpes de puño con todo lo que le venía a su paso y también como en la película expresionista de Paul Wegener (1920), de camino se incautó una damisela en problemas, que yació en sus brazos por las calles del barrio.

La moraleja es que a todos nos gusta un día de descanso y si nos lo quitan, nos ponemos de mal humor. Encima, nuestro pobre amigo sin alma y allá por el 1500, no conocía lo que son las paritarias.