Desde 2018, la olla comunitaria de Puerto Sánchez funciona de manera permanente. Hoy cocinan una vez por semana, pero enfrentan desafíos de tránsito y falta de recursos para sostener la asistencia a las familias del barrio.

La olla comunitaria de Puerto Sánchez, un espacio de ayuda solidaria nacido de las necesidades estacionales del barrio, se ha transformado desde 2018 en un sostén permanente para decenas de familias. Mariana Ríos, vecina histórica y referente social, contó que “la demanda se volvió constante”, por lo que actualmente cocinan una vez por semana y reparten leche, mercadería, ropa y calzado durante todo el año.

En fechas especiales como Navidad, se organizan cenas comunitarias para garantizar que los chicos del barrio puedan compartir un plato digno en familia, aunque no haya juguetes ni estrenos. “Es una forma de acompañar a las familias y que, al menos en las fiestas, puedan tener algo parecido a lo que ven en la tele”, explicó Mariana.

A los desafíos sociales se suma una creciente dificultad urbana: el tránsito. Con el auge turístico del paseo gastronómico, especialmente durante fines de semana y feriados, las calles de acceso al barrio se vuelven intransitables. Jessica, actual presidenta de la comisión vecinal, explicó que están gestionando con la municipalidad un proyecto para mejorar la circulación, incluyendo la apertura de una entrada y salida diferenciada, y la recuperación de espacios públicos.

El paseo turístico, la Fiesta de la Empanada de Pescado y los comedores de la costa han convertido a Puerto Sánchez en un punto emblemático de la ciudad, pero la infraestructura no ha acompañado ese crecimiento. “El talud que se construyó protege del río, pero necesitamos obras que permitan mejorar el acceso y garantizar seguridad”, reclamó Ríos.

Para quienes deseen colaborar, pueden acercarse a la olla comunitaria ubicada en calle Del Pescador y escalera Claudio Villalva, o comunicarse a través del Facebook Melenitas Despeinadas – Olla Comunitaria de Puerto Sánchez, o bien al teléfono 3435 1453.

“Quienes quieran venir a pelar una papa, traer algo o simplemente compartir un mate, siempre son bienvenidos”, cerró Mariana, con la esperanza de seguir tejiendo comunidad desde lo más básico: un plato de comida caliente.