La psicóloga Ingrid Williams advirtió sobre el uso cada vez más temprano y extendido del celular entre los chicos, al que definió como “la principal adicción de todas las edades y estratos sociales”.
En diálogo con Temprano y al Palo, explicó que la discusión sobre la edad adecuada para entregar un teléfono a los hijos sigue siendo central en muchas familias: “Hay distintas teorías, algunos plantean esperar hasta los 16 años, pero yo diría que hasta al menos el primer o segundo año del secundario no es recomendable”, señaló.
Williams alertó que un uso prematuro puede afectar el desarrollo neurológico y la maduración de la corteza prefrontal, con consecuencias en memoria, atención y en la aparición de problemas como la ansiedad o el déficit de atención.
Además, cuestionó el hábito de reemplazar tiempos de calidad en familia por pantallas: “Antes fue la televisión, ahora es el celular. Lo básico que falta es compartir un desayuno o una cena sin dispositivos, y eso impacta en el vínculo familiar”.
La psicóloga también insistió en que el celular no debe usarse como herramienta de entretenimiento inmediato: “Hay alternativas, como fomentar la lectura en tablets con cuentos, en lugar de entregar un teléfono con acceso ilimitado a redes y juegos que generan dependencia”.
Finalmente, planteó que la educación comienza en casa: “No se trata solo del celular, sino de enseñar hábitos, dar tiempo de calidad y no justificar la falta de presencia. El proceso educativo familiar es el que marca la diferencia en cómo los chicos se relacionan con la tecnología”.