Patafísica: no hubo un movimiento más extravagante
12/10/2021 Viral

Patafísica: no hubo un movimiento más extravagante

Patafísica: no hubo en la historia del arte un movimiento más extravagante Por Alejandro Karavokiris

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“La Patafísica es la ciencia que involucra a todas las ciencias y a ella se le añade la metafísica; es algo más que se extiende más allá de esta, desde donde esta se encuentra”. Son palabras de su presunto fundador y profeta, el Doctor Faustroll.
Este movimiento nace de una humorada o locura del conocido autor de Ubu Rey, Alfred Jarry que a su vez atribuye a uno de los personajes de la obra, la invención de la ciencia, al Père Ubu.
El Doctor Faustroll es una mezcla entre el Doctor Fausto con un Troll, que son pequeños hombrecillos de roble druítico. Esto lo dice en su libro llamado: “Gestes et opinions du Docteur Faustroll, Pataphysique” acabado en 1898 y publicado 4 años después del suicidio de Jarry en 1911.
En algún momento los artistas desmoralizados y cansados del movimiento artístico Da Dá y del surrealismo, al que consideraban demasiado organizado, encontraron en el libro de Jarry un producto para reírse de la sociedad de consumo y atemperar los dramas económicos de la posguerra. Su fundamento, si es que así le podemos decir, era la ruptura con toda estética y emprender contra las cosas que están vedadas para el hombre, por el hecho de no existir o estar en otro lugar o dimensión in sensorial, que en definitiva no importa que exista. En palabra de uno de sus acólitos más famosos Boris Vian (que ingresa al movimiento en 1952 con el titulo alentador de “Descuartizador de primer grado”), la define como: (…) es el estudio de las leyes que rigen las excepciones y explica el universo complementario o al que podemos ver y que tal vez debemos en lugar del tradicional” Obviamente una galimatías retorcida que lo único que hacía era divertir a estos muchachos que la integraban, pero ojo, fuera de este juego aparecían grandes talentos individuales en sus filas.
Pasemos a leer las respuestas de Eugene Ionesco al periodista del Paris Review, en una nota que le hizo para la famosa revista en 1984.
– Usted también se involucró con el Colegio de Patafísica ¿Querría hablar de eso?
– Fue cuando conocí a Raymond Queneau y Boris Vian, que eran los miembros más importantes y activos. La actividad principal era idear comisiones cuyo trabajo era crear subcomisiones, que a su vez no hacían nada. Había una comisión que estaba preparando una tesis sobre la historia de las letrinas.
– ¿Cómo accedió usted al honor de convertirse en integrante?
– Por haber escrito La cantante Calva y La lección, ya que esas obras se burlaban de todo. Ambas tenían un formato convencional… escenas, diálogos, personajes, pero ninguna psicología.
– ¿Los miembros del colegio le gastaron alguna vez a usted una broma?
– Sí. En el estreno de La cantante calva, veinte o treinta de ellos aparecieron con sus gidouilles en las solapas (premio de la Patafísica que tenía forma de excremento humano). El público se escandalizó al ver tantos grandes soretes, y pensó que eran miembros de algún culto secreto.
– ¿Cuándo dejó de existir el colegio?
– Cuando los fundadores y espíritus guías- Vian, Sainmont y finalmente Queneau- empezaron a morir. Había un presidente honorario, un cierto barón Mollet, que no era en absoluto un barón, sino un loco que alguna vez había sido el valet de Guillaume Apollinaire. Pero la Patafísica no está muerta. Vive en las mentes de ciertos hombres, aunque ni siquiera lo sepan. Ha pasado al “ocultamiento”, podríamos decir, y algún día volverá.

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