Su liderazgo tiene ahora materialidad. Y lo sabe. En el cierre de listas de la semana pasada lo dejó en claro.
Bajo la lluvia en Concordia habló de “mis dirigentes, mis militantes, mis fiscales” al referirse a quienes integran los distintos niveles de Juntos.
En el mano a mano con el candidato del oficialismo, Enrique Cresto, se despegó por 30.000 votos. Pintó también de amarillo (color que identifica a Juntos) todos los departamentos de la provincia, un hecho que no ocurría desde que el peronismo barrió de la cámara de Senadores en 2011 a la oposición.
Si conserva los sufragios que cosecharon las otras listas de la alianza puede empezar a descontar el triunfo en noviembre y a planificar el 2023. Ese año jugará el partido que sueña: alcanzar la Gobernación y cortar con la sucesión de gobiernos justicialistas que comenzaron 20 años atrás tras la debacle del montielismo.
Entre las primarias y las generales, el número de sufragantes crece entre tres y cuatro puntos, según lo que marca la experiencia reciente. Esto significa que unas 40.000 personas, más o menos, acudirán a las urnas en noviembre luego de no haberlo hecho este domingo.
En los comicios definitorios, la alianza entre la UCR y el Pro ha venido conservando los votos de las primarias y, además, aumentado su caudal electoral. Es que la alianza opositora canaliza la mayoría de los nuevos votantes e incluso aspira voluntades de fuerzas menores.
Fuente: UNO Entre Ríos