Desde Colombia, Francisco Espinel, periodista, cuenta que el problema se concentra en los departamentos del sur de Colombia y en las regiones fronterizas con Venezuela, donde la producción de cocaína se ha disparado. Según datos de la ONU, se alcanzaron las 230,000 hectáreas cultivadas el año pasado, lo que ha llevado nuevamente a Colombia a ser catalogado como el mayor productor de cocaína en el mundo.

El debate se centra en si el problema radica en la producción o en la demanda de cocaína. Se argumenta que la falta de oportunidades económicas en estas regiones lleva a la población a involucrarse en el cultivo de coca. La hoja de coca, que también se utiliza en la industria cosmética y textil, ofrece un ingreso atractivo para los habitantes de estas áreas marginadas.

Para abordar este problema, se destaca la necesidad de una mayor presencia estatal en estas regiones, ofreciendo empleo, educación y oportunidades de emprendimiento como alternativas al cultivo de coca. Además, se menciona la importancia de rastrear los insumos químicos utilizados en la producción de cocaína, un desafío en un país con múltiples fronteras y puertos.