El hijo del juez Baridón se presentó para ampliar la denuncia de abuso sexual contra su progenitor, en un giro que complica aún más la situación del camarista.
Ayer, la víctima, hijo mayor del denunciado, extendió sus declaraciones sobre el presunto abuso sexual que sufrió por parte de su padre entre los 5 y 12 años de edad.
Lo que otorga mayor credibilidad a los hechos es que la víctima realizó esta exposición en compañía de su psicóloga, con quien afirmó haber estado en terapia durante 5 años, lo que le permitió abordar el trauma del pasado.
Toda esta información se conoce justo cuando el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia ha solicitado al procurador Jorge Amilcar García que proporcione rápidamente cualquier información relacionada con las denuncias presentadas contra el vocal del Tribunal Contencioso y Administrativo, el Dr. Marcelo Baridón.
Este incidente, sin duda, plantea cuestionamientos no solo sobre el sistema de justicia, sino también sobre el proceso de selección de jueces, que deberá ser aún más riguroso. Esto involucra a la Gobernación, el Senado y el Consejo de la Magistratura, ya que los hechos denunciados ocurrieron antes de que Baridón asumiera su cargo judicial y pasara sin ningún inconveniente por los filtros de selección.
En los concursos para jueces, además de un historial limpio, ¿no debería ser obligatorio un examen psicofísico para detectar posibles “desviaciones” o “adicciones” ocultas? Si bien este debería ser un requisito esencial para cargos ejecutivos y legislativos, debería ser aún más riguroso para aquellos que aspiran a ser jueces de la República, ya que se espera de ellos el más alto nivel moral y objetividad al decidir sobre la vida de una comunidad.
Si las acusaciones contra Marcelo Baridón se confirman, será un hecho aberrante sin precedentes y, tal vez, un alivio para la víctima que sufrió abusos cuando era menor. Además, este caso abre una discusión sobre uno de los tres poderes del estado provincial, que parece haber perdido la empatía social y no sabe cómo recuperar la confianza del público.
Horacio Moglia