Pueblos tranquilos con noches de relax y cielos tapizados de estrellas Córdoba te ofrece disfrutar de infinidad de rincones mágicos
Lugares únicos y mágicos que nos invitan recorrerlos para sentir nuevas experiencias; pueblos que guardan historia, con casonas coloniales y callecitas iluminadas que nos trasportan en el tiempo; colmados de arte y poesía, con delicias gastronómicas, tradiciones y costumbres heredadas de generación en generación; pueblos sustentables; pueblos de naturaleza exuberante, con ríos de aguas cristalinas y extensas playas de arena; pueblos tranquilos con noches de relax y cielos
tapizados de estrellas Córdoba te ofrece disfrutar de infinidad de rincones mágicos, descubriendo los destinos más bellos y asombrosos, aquí algunos de ellos.
Los Reartes (Valle de Calamuchita)
Este pueblo serrano cautiva a los visitantes por poseer tres grandes atributos: el encanto de su plena naturaleza, la calidez de su gente y por ser uno de los pueblos más antiguos del bello Valle de Calamuchita y conservar un casco histórico que lo distingue. Caminar por sus callecitas tranquilas transporta al visitante a mediados del 1700 cuando la Estancia de la familia Iriarte o Riarte da inicio al pueblo que hoy conocemos y le otorga el nombre. Las veredas empedradas, los gruesos muros de adobes nos relatan historias de comerciantes, arrieros y viajeros que siguiendo el camino real tenían como parada de descanso a Los Reartes. Pero este rincón serrano tiene más de un tesoro: además de su historia es poseedor de 2 recursos
naturales de singular belleza: El Río del Medio y El Río Los Reartes que regalan innumerables espacios con grandes arboledas y hermosas playas para pasar agradables momentos en familia, sentir como el cuerpo se inunda en el cálido bienestar de sus aguas mansas y disfrutar de la plena naturaleza que lo rodea con todo su esplendor.
Amboy (Valle de Calamuchita)
“AMBOY tiene magia”, dicen sus vecinos y visitantes, y si, la tiene. La magia que dejaron sus antiguos habitantes, los Comechingones, la magia que despliega la naturaleza en este rincón, la magia de quienes aquí nacieron e hicieron de Amboy un lugar especial del sur de Córdoba. Amboy forma parte del Valle de Calamuchita, sobre la RP23 al pie de las Sierras Grandes y a 115 kms de la Capital Cordobesa.
Amboy conserva fachadas antiguas, calles empedradas. Su Capilla, en honor a San José, su Santo Patrono, resguarda recuerdos desde 1885 y ahí nomás, a la vuelta, como indica su gente, el Museo Histórico Regional, en honor a Dalmacio Vélez Sarsfield quien aquí naciera en 1800 y se convirtiera en autor del Código Civil Argentino de 1869. Más allá, donde termina el caserío central, el Arroyo Amboy que entre agua fresca y sombras te conecta sin querer con la belleza del
canto de los pájaros, el fluir del agua, los aromitas del monte. Así es Amboy, entre fachadas de adobe, historia, naturaleza, se deja envolver por la magia de cada estación que lo invade de colores y brillos y lo convierten en un bello rincón que lo tiene
todo, para que allí seas feliz.
Tala Huasi (Valle de Punilla)
Enclavada en el corazón de las sierras de Córdoba, a los pies de las altas cumbres y rodeada de una vegetación exuberante, la localidad de Tala Huasi late al ritmo del río San Antonio, cuyas aguas cristalinas discurren a través de este Rincón Mágico que nunca deja de sorprender por su belleza y encanto durante todo el año.
Los senderos se pierden entre la vegetación autóctona, esa que carga el aire de perfumes típicos del monte cordobés luego de una lluvia refrescante en el verano. Y uno nunca caminará solo:entre los molles, aromos y chañares, detrás de los piquillines, las peperinas y los romerillos, se esconden familias de jilgueros dorados, carpinteros laboriosos y cardenales de copete rojo. Y ahí, inmerso en ese paisaje de cuento, el visitante se olvida del tiempo y disfruta de los detalles: una ronda de mates en familia, un asado con amigos o un libro a la sombra de los sauces al compás del murmullo reparador del río, mientras los patos, las garzas y los cormoranes se pasean
con tranquilidad en busca de alimento. En Tala Huasi se respiran esos momentos únicos. La simpleza de lo natural, la armonía serrana y la paz que contagia el río en su viaje eterno, se conjugan en un maridaje perfecto que nos atrapará por siempre.
Villa Tulumba (Norte)
Refugio del pasado colonial del norte cordobés, Villa Tulumba es imperdible entre sus hitos religiosos, su naturaleza agreste y sus emblemas citadinos sobre el antiguo Camino Real. Entre callecitas empedradas, farolas añejas y antiguas casonas del siglo XVIII y XIX, Villa Tulumba es un “museo a cielo abierto” detenido en el tiempo, recorrer sus calles es un pasaporte al pasado reflejando la época de las colonias. Se trata de uno de los pueblos más antiguos de Córdoba, que nos da la sensación de haberse detenido en el tiempo. Tiene sus orígenes en antiguas estancias concedidas como merced a los primeros conquistadores españoles. Representó un centro neurálgico para lo que fue “El Camino Real”, una vía que cumplía la función de unir localidades, poblaciones, estancias y postas, en los cuales se producía intercambio de productos y servicios como el correo. En el corazón del casco histórico las Cuatro Esquinas, uno de los puntos más pintorescos, tanto que sirvió de inspiración para las obras de múltiples artistas, es imposible no pararse un momento e imaginar el paso de carretas y caballos, o las damas y caballeros vestidos de época, para luego continuar por la Calle Real hasta la casa de la familia Reynafé, una de las más influyentes del país. No se puede quedar fuera la exquisita gastronomía, las colaciones caseras, las empanadas de hojaldre y el chivito asado, los favoritos de los turistas y los locales. Tulumba, inigualable, imperdible de visitar, solo será cuestión de llegar, parar, observar y enamorarte.
Agua de Oro (Sierras Chicas)
A solo 43 km de la capital de Córdoba, se encuentra este singular poblado de encanto natural. Su nombre particular tiene historia; allá por el 1800, estas tierras llamadas “Paso de las Vacas”, era un ineludible camino de tierra, lo usaban de posta para descanso de animales de cría y de trabajo, era frecuente ver colmado este paraje por carretas y arrieros hacia el norte. La magia gastronómica de Agua de Oro es amplia y de excelencia. Caminar por su costanera sintiendo el viento que mueve las hojas de los árboles trayendo desde lejos el aroma de exquisitos platos humeantes, hace que nos olvidemos de todo. Es casi una parada obligada probar los ravioles crocantes de cabrito serrano y carnes o las tortas y pastelería artesanal del Restaurante San Leonardo; los exquisitos jamones elaborados con la receta original de sus fundadores, sin duda la estrella del Restaurante El Búho; o las deliciosas pastas en El Restaurante tradicional Mi Rincón a orillas del río. A prueba de los paladares más exigentes, este rinconcito ofrece múltiples propuestas y diversidad en productos elaborados