Desde junio del 2019, hace más de dos años, la tendencia es a la baja.
A medida que sigue su cauce, afecta a pequeñas producciones que se realizan a campo inundado como el arroz y también a la pesca artesanal que se realiza en Entre Ríos y Santa Fe. Además, genera cambios en el ambiente que afectan a algunas producciones por la salinización del agua para riego o consumo de ganado. Alerta sobre la generación de agua potable para pueblos y ciudades aledañas.
Es que los registros marcan que la última vez que estuvo tan bajo fue en 1944. Según los registros oficiales todavía no llegó a valores mínimos. El Instituto Nacional del Agua (INA), que pronostica semanalmente el estado situación de la cuenca, proyecta que los niveles más bajos se podrían ver en primavera.
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