El río Paraná creció en varios puertos de Entre Ríos durante los últimos 15 días, pero se espera que hasta mediados de otoño continúe la bajante histórica.
El río Paraná creció en varios puertos de Entre Ríos durante los últimos 15 días, pero se espera que hasta mediados de otoño continúe la bajante histórica, que comenzó en marzo del 2021 y provocó cambios en la vida ambiental, económica, productiva y social.
“No se observa una tendencia definida hacia la normalización, se muestra la persistencia del déficit hídrico y una tendencia desfavorable que persistirá durante lo que resta del verano y la primera mitad del otoño”, advirtió el Instituto Nacional del Agua (INA).
Por eso, hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual, cuando el río marcó -1,40 metros frente a Paraná -por debajo del nivel del mar-, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).
En Paraná, la capital provincial, el río, con altibajos, subió 30 centímetros los últimos 15 días y se mantiene hoy con 3 centímetros, y durante la bajante ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), de 2020 y 1970 (0 metros).
Asimismo, continúa muy por debajo de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio para febrero (3,47 metros) en la capital entrerriana.
En el noroeste entrerriano, en La Paz, el río Paraná subió hasta los 60 centímetros la última quincena de febrero.
Aún así, sigue lejos de los 3,20 metros de límite de aguas bajas y de los 4,47 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2020 para este mes.
En el puerto de Diamante, más al sur de la costa entrerriana, el río se incrementó 20 centímetros, pero aún continúa por debajo de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y del promedio histórico de 3,46 de febrero.
Por otro lado, en Victoria desde el pasado 23 de enero no logran tomar la altura debido a que no se cuenta con la tecnología necesaria para medir por debajo del cero.
De esta manera, se mantiene por debajo de aguas bajas (2,60), de sus 3,63 registrados como promedio este mes en los últimos 25 años.
La bajante afectó la fauna íctica al dejar seco el valle de inundación (donde los peces se refugian, alimentan, reproducen y crecen); produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan captar agua. También acrecentó los problemas de incendios en las islas y los de contaminación del agua, ya que se redujo la capacidad del río de dilución de los afluentes crudos o industriales.
El secretario de Agricultura y Ganadería de Entre Ríos, Lucio Amavet, afirmó a Télam que la bajante “impactó fuertemente en acopiadores, fileteadores, transportistas y más de 3.000 familias de pescadores”. Por eso, el Gobierno provincial decidió extender por al menos tres meses más las restricciones -que rigen hace 18 meses- en los cupos de extracción y acopio comercial, y de exportación del pescado de río.
Las barcazas comerciales “tuvieron que adecuarse a transportar mucha menor cantidad”, lo que ralentizó la navegación y “ha encarecido enormemente el transporte fluvial”, agregó Amavet.
“Es una situación histórica particular que nos enfrentó a una situación compleja desde lo ambiental que seguirá hasta 2025, se puso en crisis la producción, tuvimos serios problemas con incendios y destruyendo el hábitat de la fauna”, dijo a Télam la secretaria de Ambiente de Entre Ríos, Daniela García.
Fuente: analisisdigital