A pesar de las advertencias el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y de los movimientos de armas que se están viendo en LituanIa, Estonia y Eslovaquia, los analistas que aún mantienen la cabeza fría descartan un conflicto armado entre Rusia y Occidente.

Ello no impide preguntarse dónde está Europa como institución porque Europa a nivel países sí está presente como es el caso de Francia y Alemania pero Europa como comunidad brilla por su ausencia.

Mientras Putin no olvida la humillación que sufrió Rusia tras la disolución de la Unión Soviética da la impresión que Europa no es consciente que ella siguió el camino contrario que la llevo a la unión. Es cierto que Moscú está realizando fuertes gastos militares de despliegue para una posible intervención en territorio ucraniano. Los que apuestan por el conflicto bélico, argumentan que Putin no se embarcaría en semejantes costos si no tuviera intenciones de actuar, pero olvidan que el ex KGB y como buen exponente de macho alfa que es, las demostraciones de poderío es lo suyo.

El interés de Putin es obligar a Biden a hablar con él como en aquellos viejos y buenos tiempos en los que el mundo giraba alrededor del eje Washington-Moscú.

En esta dirección apunta al columnista Luis Baset, para quien el Kremlin busca mucho más que una división circunstancial y quiere sanjar una paz aparte con la Casa Blanca, erosionar la existencia misma de la alianza y de la unión y separar a los europeos de los Estado Unidos.

Para ellos, según el analista, Putin cuenta con poderosos intereses financieros y empresariales compartido con los europeos, la dependencia energética de Alemania y un lobby de políticos y empresarios de máximos nivel, especialmente alemanes y franceses, preparados para hacer abstracción de sus atrocidades.

Fuente: perfil.com