Leni Riefenstahl: “Sus documentales para Hitler demostraron al mundo el impresionante poder de la Alemania nazi”.

En la Alemania de 1933, el nuevo gobierno nazi lanzó a una reorganización a gran escala y a una política de asimilación de todas las actividades políticas, económicas y culturales en el estado Nacional-Socialista recién creado. En su tarea de “coordinación” de la industria cinematográfica, los nuevos gobernantes prestaron especial atención al cine documental. La propaganda directa y manifiesta se convirtió en campo de acción exclusiva de los noticiarios, los cortos y los documentales de largometraje. En esta segunda categoría, la máxima eficacia la logró la obra de una realizadora muy especial: Leni Riefenstahl. Leni nació en 1902 en el seno de una respetable familia berlinesa de clase media que mostraba gran aprecio por las Bellas Artes. Tenía 23 años cuando empezó a trabajar en el cine, como interprete en las películas de un conocido director de la época, Arnold Fanck, destacado especialista en películas de “montaña”. Un curioso género que alcanzó gran popularidad en los años 20. Leni, no contenta con su éxito quiso triunfar también como directora. Las películas de “montaña” (conjunción de una historia lineal, simple, de un bueno y un malo, algo mágico y patriótico, mítico o de raigambre germano, todos rubios y esbeltos y de campo fílmico, el paisaje de montaña y un par de escaladas con triunfo ario y beso final) se vieron favorecidas por los políticos nazis, ya que podían utilizarse para promocionar los ideales nacionalsocialistas. En 1931, la Riefenstshl vio cumplida su ambición de dirigir, rodando “La luz azul”, obviamente una película de “montaña”. Conoció a Hitler poco después en 1932, y él le encargó personalmente la realización de un documental que se llamó “Victoria de Fe” 1933 que fue como un test para el próximo encargo, un documental sobre la gran concentración del Partido Nazi en Nuremberg. La película se llamó “El Triunfo de la Voluntad” datada en 1934. La clave de la atmósfera y el impacto logrado por la película está en el montaje. Leni salta constantemente de lo grande a lo pequeño. Los primeros planos de los espectadores, los planos generales del espectáculo en su totalidad, y los planos rodados desde el punto de vista de los dirigentes del partido, se mezclan constantemente gracias al rápido y ágil montaje. Se crea de este modo la ilusión de que el espectador está en todas partes, cosa antes nunca lograda y utilizada luego por todos los realizadores posteriores de todo el mundo. El ideal de Leni era, en resumen, la armonía visual resaltada por la música. El resultado fue la idea y el sentimiento, de una total unidad entre los personajes que asistieron al mega mitin del partido que gobernaba Alemania en aquel entonces. El segundo punto culminante de la carrera de Leni como directora se produjo en 1936, cuando rodó Olimpiada, la famosa película sobre los juegos olímpicos de Berlín durante ese año. La obra se divide en dos partes, el Festival de los pueblos y el Festival de la belleza. Olimpiada representó un gran éxito internacional para Leni. Comparado con otros documentales de la época, revelaba una gran perfección técnica. La prensa, tanto alemana como internacional, acogieron muy positivamente la película, y la fama de la autora superó su éxito personal. En el transcurso de la guerra Leni no tuvo oportunidad de continuar filmando y solo se mantuvo acopiando proyectos en carpetas, que luego del triunfo de los aliados se vio vetada por estos dado su anterior labor con el partido nazi, es más, las películas referidas son imposible de ver como tales y solo las vemos cuando de tanto en tanto en algún documental sobre la segunda guerra, las mismas ilustran la sociedad que encumbró a Hitler. Tras el final de la guerra , Leni rechazó estar vinculada con el régimen nazi , aduciendo que sus filmes y trabajos sólo habían sido producto de un servicio profesional contratado y que ella, había cumplido de acuerdo con las directivas nazis, dadas por Joseph Goebbels , ministro de propaganda de Hitler, sin hacer una apología por convicciones personales. Sin embargo, estas apologías aún son objeto de controversia debido al alto grado de vinculación que tuvo con los altos círculos nazis, y es un hecho que ella, nunca pudo desprenderse del estigma del Nazismo. Riefenstahl falleció en el año 2003, a los 101 años en su casa de Baviera . La cineasta falleció mientras dormía, quizás soñó por última vez en un encuadre y un campo fílmico sin uniformes, limpio como el aire de las montañas, de su primera película.